- “Para no perder balance hay
que continuar”
- ¿Alguien
recuerda quién le enseñó a correr bicicleta?
- Algunos
tuvieron la dicha de ser enseñados por sus propios padres o hasta hermanos
mayores.
- Recuerdo
cómo aprendí a correr bicicleta.
- Mi
hermano mayor ya sabía. Cierta tarde le
escuché hablar con alguien que el primer paso era hacer balance y luego que se
lograba el balance, era momento de comenzar a pedalear hasta seguir en la
marcha.
- Yo
no sabía correr bicicleta aún. Así que
un día decidí, por las instrucciones que había oído de mi hermano, intentar
bajar una pequeña pendiente frente a mi casa, para comenzar hacer el
equilibrio.
- Luego
de algunos intentos, lo logré. Ya podía
equilibrarme, sin caerme de lado de la bicicleta.
- Ahora
el problema no era el balance sino avanzar y pedalear porque no bien concluía
la pequeña cuesta me caía de la bicicleta y no lograba continuar.
- Finalmente
lo logré, sin problema y sin accidentes. Porque lo que se necesita para no perder el
balance es pedalear, es avanzar.
- Cuando
nos detenemos en la vida, no llegamos a ninguna parte.
- No
se puede avanzar en la vida, sino pedaleamos.
- Quizás
hoy no estás donde quisieras, pero estás caminando y eso, te mantendrá en
movimiento y descubriendo lo que Dios quiere para tu vida.
- ¿Cómo
puedes avanzar si te detienes en tu hogar?
- ¿Cómo
puedes avanzar si decides sumergirte en tus fracasos?
- ¿Cómo
puedes avanzar si pierdes el balance?
- Si
Cristo no es el centro y razón de nuestras vidas, se pierde el balance, se
pierde el sentido.
- Si
no quieres perder ni un solo detalle de
los planes que Dios tiene para ti, pedalea, es de la única forma en que no se
pierde el balance y podemos avanzar.
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