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“El ladrón juzga por su condición”
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“Así
mismo, aquel que posee maldad en su corazón, que hace daño,
piensa que todas las personas son iguales a él; porque en su mundo no hay luz,
sólo oscuridad” – Luis A. González Soltrén
- La
Biblia en Lucas 6:45 lo describe así: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el
hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia
del corazón habla la boca.”
- Y
es que la manera en que hablamos refleja mejor que los rayos X, el cúmulo de
emociones, sentimientos, moral y valores que llevamos dentro.
- Sólo
basta observar y escuchar hablar a alguien para percatarnos de lo que lleva en
su interior.
- Por
más que intentemos disimular quienes realmente somos, nuestra manera de hablar
nos delatará.
- Es
alarmante que como cristianos sospechemos de todo y de todos.
- Es
alarmante que como cristianos desconfiemos de los demás
- Es
alarmante que como cristianos expresemos cosas tales como: Yo no creo en la
gente, yo no confío en nadie, nadie cree en mí, yo no tengo amigos.
- Si
usted no cree en nadie, ¿por qué debemos confiar en usted?
- Si
usted no es amigo de nadie, ¿por qué debemos darle nuestra amistad?
- En
resumidas cuentas lo que expresamos habla más de nosotros que de los demás.
- Si
en mi corazón, Cristo ha nacido verdaderamente, si Él ha sanado mis heridas, me
ha perdonado y dado una nueva oportunidad de vida, veo las cosas y a la gente
de manera diferente.
- No
puedo catalogar a los demás negativamente, sólo porque desconfío de mi propio
yo.
- Entonces
el problema no es la gente, el problema soy yo, que creo que los demás son
iguales a mí.
- Escúchese
un poco más. Se dará cuenta que cuando
describe negativamente a otros, es sólo porque se describe a sí mismo.
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