domingo, 1 de noviembre de 2015

Lo que expresamos habla más de nosotros que de los demás



-       “El ladrón juzga por su condición”
-       “Así mismo, aquel que posee maldad en su corazón, que hace daño, piensa que todas las personas son iguales a él; porque en su mundo no hay luz, sólo oscuridad” – Luis A. González Soltrén
-       La Biblia en Lucas 6:45 lo describe así: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
-       Y es que la manera en que hablamos refleja mejor que los rayos X, el cúmulo de emociones, sentimientos, moral y valores que llevamos dentro.
-       Sólo basta observar y escuchar hablar a alguien para percatarnos de lo que lleva en su interior.
-       Por más que intentemos disimular quienes realmente somos, nuestra manera de hablar nos delatará.
-       Es alarmante que como cristianos sospechemos de todo y de todos.
-       Es alarmante que como cristianos desconfiemos de los demás
-       Es alarmante que como cristianos expresemos cosas tales como: Yo no creo en la gente, yo no confío en nadie, nadie cree en mí, yo no tengo amigos.
-       Si usted no cree en nadie, ¿por qué debemos confiar en usted?
-       Si usted no es amigo de nadie, ¿por qué debemos darle nuestra amistad?
-       En resumidas cuentas lo que expresamos habla más de nosotros que de los demás.
-       Si en mi corazón, Cristo ha nacido verdaderamente, si Él ha sanado mis heridas, me ha perdonado y dado una nueva oportunidad de vida, veo las cosas y a la gente de manera diferente.
-       No puedo catalogar a los demás negativamente, sólo porque desconfío de mi propio yo.
-       Entonces el problema no es la gente, el problema soy yo, que creo que los demás son iguales a mí.
-       Escúchese un poco más.  Se dará cuenta que cuando describe negativamente a otros, es sólo porque se describe a sí mismo.

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