- “Ambas
cosas van de la mano”
- Por mucho tiempo hemos creído que la madurez espiritual
es un asunto desligado a cualquier otro.
- Muchos creen que lo importante es ayunar, orar y leer la
Biblia.
- Y
sí, claro que lo es.
- Lo
que sucede es que el crecimiento espiritual va en compañía del crecimiento de
muchas otras áreas, incluyendo el área emocional.
- El
fruto del Espíritu no sólo habla de mi crecimiento espiritual, sino también de
cómo mis emociones van madurando y desarrollándose en Dios.
- Nuestra
inmadurez emocional (independientemente de cuán maduros espiritualmente creamos
ser) suele ser revelada o manifestada ante retos mayores tanto espirituales
como ministeriales.
- Es
justo entonces cuando nos percatamos que aún predicando y enseñando con
denuedo, que aún hablando de dones y de manifestaciones sobrenaturales, no
hemos alcanzado algo más importante aún, madurar las emociones.
- Y
si las emociones no han madurado lamento decir que la espiritualidad tampoco.
- Aunque
la madurez emocional no se alcanza en un segundo, debemos continuamente
examinarnos y evaluarnos entre lo que debemos ser y lo que estamos siendo.
- Es
un asunto de continuo autoanálisis.
- Todos
tenemos el espacio y la oportunidad para crecer
- No
te niegues a madurar.
- Si
no lo haces, quizás pierdas las más grandes y mejores oportunidades que Dios te
tiene.
- Que
nos ayude Dios a mirar nuestras áreas de oportunidades.
- Permita
Dios, que mientras vayamos creciendo en
Él, lo hagamos en todas las áreas. Que nuestra espiritualidad crezca y madure
junto a nuestras emociones.
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