domingo, 1 de noviembre de 2015

Si las emociones no han madurado lamento decir que la espiritualidad tampoco.



-       “Ambas cosas van de la mano”
-       Por mucho tiempo hemos creído que la madurez espiritual es un asunto desligado a cualquier otro.
-       Muchos creen que lo importante es ayunar, orar y leer la Biblia.
-       Y sí, claro que lo es.
-       Lo que sucede es que el crecimiento espiritual va en compañía del crecimiento de muchas otras áreas, incluyendo el área emocional.
-       El fruto del Espíritu no sólo habla de mi crecimiento espiritual, sino también de cómo mis emociones van madurando y desarrollándose en Dios.
-       Nuestra inmadurez emocional (independientemente de cuán maduros espiritualmente creamos ser) suele ser revelada o manifestada ante retos mayores tanto espirituales como ministeriales.
-       Es justo entonces cuando nos percatamos que aún predicando y enseñando con denuedo, que aún hablando de dones y de manifestaciones sobrenaturales, no hemos alcanzado algo más importante aún, madurar las emociones.
-       Y si las emociones no han madurado lamento decir que la espiritualidad tampoco.
-       Aunque la madurez emocional no se alcanza en un segundo, debemos continuamente examinarnos y evaluarnos entre lo que debemos ser y lo que estamos siendo.
-       Es un asunto de continuo autoanálisis.
-       Todos tenemos el espacio y la oportunidad para crecer
-       No te niegues a madurar. 
-       Si no lo haces, quizás pierdas las más grandes y mejores oportunidades que Dios te tiene.
-       Que nos ayude Dios a mirar nuestras áreas de oportunidades.
-       Permita Dios, que mientras vayamos creciendo  en Él, lo hagamos en todas las áreas. Que nuestra espiritualidad crezca y madure junto a nuestras emociones.


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