jueves, 3 de diciembre de 2015

En ciertos escenarios complicados de la vida, no hay mejor arma que el silencio



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  ¿Alguna vez escuchó a alguien decir: Yo tomo las cosas, dependiendo de quien venga?
-       Permítale por algunos minutos hablar al otro y descubrirá fácilmente quien es.
-       Nuestro hablar nos delata, pero no se equivoque, nuestro silencio también.
-       Hace poco también leí, que hay que ser selectivo en las batallas, porque a veces tener paz, es mejor que tener razón.
-       Y es que las palabras no se las lleva el viento na’h.
-       Las palabras mal usadas, tienen la capacidad de destruir.
-       Santiago a eso añadiría que la lengua siendo tan pequeña provoca grandes fuegos.
-       En ciertos escenarios complicados de la vida, no hay mejor arma que el silencio.
-       Cuando hemos conocido de Dios, el valor de la espera, de Su justicia, no se nos hace angustioso permanecer callados, pues Dios sabe honrar a sus hijos.
-       Estad quietos y conoced que yo soy Dios, no significa no hacer nada. Cuando conscientemente usted decide callar, usted está accionando para que Dios intervenga por usted.
-       Hay silencios elocuentes, porque no descansan en el ser humano, sino en Dios.
-       Su silencio le defiende y testifica quién es usted en Dios.
-       Por algo no falta el pecado en la mucha palabrería.
-       No te impacientes por lo que se dijo injustamente o con intención de destruir tu reputación.
-       La acción cometida habla más de la persona que lo dijo, que de quien se referían.
-       Tu silencio sigue hablando y muy fuerte.
-       Tu eres una persona sabía. Tu actitud muestra cuanto has crecido y cuanto le has creído a Dios.
-       En tu proceso abre tu boca, pero sólo para alabar a Dios, porque nunca el justo será desamparado.

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